Esta preparación la conocí gracias a uno de mis pacientes vegetarianos. No pude aguantar las ganas de prepararla, le hice algunas modificaciones a mi gusto y el resultado ME ENCANTÓ.
La verdad, no es el mismo sabor a un queso como tal, pero queda super rico y podría perfectamente funcionar tanto para aperitivos u ocasiones especiales, como para comerlo al desayuno o en el momento que prefieras.
Para preparar tu queso de garbanzos vas a necesitar:
- Una taza de garbanzos crudos (175 gramos crudo)
- El 1 ½ tazas de agua.
- Un diente de ajo pequeño (5 gramos)
- ¼ de una cebolla pequeña (50 gramos)
- 3-4 cucharadas sopera de levadura nutricional Dulzura natural (15-20 gramos)
- 2 cucharadas de vinagre de manzana (20 ml)
- Una cucharadita de sal (5 gramos)
- Una cucharada de aceite de oliva (10 ml)
¡A cocinar!
Preparación:
-
Poner en remojo con agua una taza de garbanzos crudos por 24-48 horas.
-
Enjuagar y escurrir los garbanzos una vez transcurridas las horas de remojo.
-
Añadir 1 1/2 taza de agua a los garbanzos ya enjuagados y escurridos.
-
Agregar un diente de ajo pequeño y una pequeña cantidad de cebolla.
-
Añadir 3-4 cucharadas sopera de levadura nutricional, para darle sabor.
-
Añadir el vinagre de manzana a la mezcla.
-
Añadir a la mezcla una cucharadita de sal y 1 cucharada de aceite de oliva.
-
Trituramos y mezclamos bien hasta que quede un líquido o pasta homogénea. Su espesor variará según la cantidad de agua que escojas.
-
Cocinar la mezcla en una olla a fuego lento durante unos 10-15 minutos o hasta alcanzar una textura similar a la de un puré. Debes ir revolviendo constantemente, sin parar, para que la mezcla no se queme. Una vez tengas la consistencia adecuada, colocamos la mezcla en una fuente o molde y dejamos enfriar.
-
Finalmente metemos la fuente o molde al refrigerador durante 4 hora aproximadamente o hasta que la mezcla este sólida.
-
Una vez que lo vayas a servir puedes decorarlo con semillas de maravilla, sésamo negro o tostado, o lo que prefieras para darle un toque especial.